MADRID, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
Este 7 de noviembre se cumplen 156 años del nacimiento, en 1867, de Marie Curie, científica polaca nacionalizada francesa, pionera en el campo de la radiactividad junto a su marido, Pierre Curie.
Entre otros méritos, fue la primera mujer en ganar el Premio Nobel, la primera persona en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades -Física y Química- y la primera mujer en ocupar el puesto de profesora en la Universidad de París.
A lo largo de su vida, dejó numerosas reflexiones sobre su visión del mundo. Aquí hemos seleccionado siete.
- Nada en este mundo debe ser temido... sólo entendido.
- Debemos tener perseverancia y sobre todo confianza en nosotros mismos.
- Nunca veo lo que se ha hecho; sólo veo lo que queda por hacer.
- Me enseñaron que el camino del progreso no era ni rápido ni fácil.
- Sé menos curioso acerca de las personas y más curioso acerca de las ideas.
- No se puede esperar construir un mundo mejor sin mejorar a los individuos.
- Yo estoy entre los que piensan que la ciencia tiene gran belleza.
NACIÓ EN VARSOVIA
Maria Salomea Sklodowska-Curie nació en Varsovia, en lo que en 1867 era el Zarato de Polonia, administrado por el Imperio ruso. Estudió clandestinamente y comenzó su formación científica en dicha ciudad. En 1891, a los 24 años, siguió a su hermana mayor a París, donde culminó sus estudios y llevó a cabo su trabajo científico más sobresaliente.
Sus logros incluyen el desarrollo de la teoría de la radiactividad (un término que ella misma acuñó), técnicas para el aislamiento de isótopos radiactivos y el descubrimiento de dos elementos: el polonio y el radio. Bajo su dirección, se llevaron a cabo los primeros estudios en el tratamiento de neoplasias con isótopos radiactivos.
Fundó el Instituto Curie en París y en Varsovia, que se mantienen entre los principales centros de investigación médica en la actualidad. Durante la Primera Guerra Mundial creó los primeros centros radiológicos para uso militar.
Murió el 4 de julio de 1934 por una anemia aplásica causada por la exposición a la radiación por guardar tubos de ensayo con radio en los bolsillos durante la investigación y construcción de las unidades móviles de rayos X de la Primera Guerra Mundial.