SANTIAGO DE CHILE 10 Abr. (EUROPA PRESS) - (Beatríz Boscán / Periodismo UNIACC)
La Fórmula 1 (F1) es la máxima categoría del automovilismo a nivel mundial. Desde su inicio en 1950, el campeonato ha variado en localidades y circuitos. En los últimos años, la Fórmula 1 firmó un contrato con Netflix para crear una serie documental sobre el deporte, la misma que impactó a nivel global y atrajo nuevas audiencias al deporte, es así como se han logrado desarrollar eventos y exhibiciones cercanas al deporte y establecer patrocinadores importantes de la Fórmula 1 en países como Chile. Sin embargo, no todo es tan fácil como podría pensarse.
La máxima categoría es dirigida por la Federación Internacional de Automovilismo, misma que está encargada de otorgar las licencias para que un circuito pueda albergar un Gran Premio. Estos estándares van desde seguridad e infraestructura hasta equipamiento de alta complejidad como equipamiento de emergencia (que incluyen ventiladores mecánicos y ultrasonido). Aunado a esto, los circuitos deben garantizar la accesibilidad a personas con movilidad reducida. Todas estas pautas hacen que la construcción o la adaptación de un autódromo sean no solo un reto técnico, sino una inversión millonaria.
Las posibilidades locales
Aunque Chile no tiene leyes que prohíban expresamente la realización de un Gran Premio de F1, sí existen múltiples limitantes que lo hacen inviable, al menos por ahora. Si bien la principal barrera es la falta de un autódromo que cumpla los requisitos, a esto se junta el hecho de que, a diferencia de otros países como Argentina, el estado chileno no ha manifestado interés directo en financiar o cofinanciar un evento de tales magnitudes, cuyo canon anual puede superar los 50 millones de dólares y la resistencia ciudadana al impacto urbano que generan los eventos masivos como la Formula E o los conciertos multitudinarios. Según la información consultada en documentos de la FIA y de su representante en Chile -la Federación de Automovilismo de Chile, Fadech-, albergar la Formula 1 no es ilegal, solo altamente improbable sin una alianza estratégica entre el sector público y privado.
En definitiva, si bien Chile aún se encuentra lejos de convertirse en sede oficial de un Gran Premio, el creciente interés del público sumado con la apertura de mercados deportivos y el precedente de eventos anteriores, como la Fórmula E, sugieren que el país tiene el potencial para formar parte del calendario del automovilismo mundial.
El sueño no es del todo imposible, pero hay que crear las bases sólidas para comenzar a construirlo.