PERÚ, 17 Mar (EUROPA PRESS)
En un reciente acto académico, la presidenta peruana Dina Boluarte expresó su firme disposición a considerar la implementación de la pena de muerte para los condenados por asesinato. Esta declaración surge a raíz del homicidio del cantante Paul Flores, miembro del popular grupo de cumbia Armonía 10, quien perdió la vida tras un ataque armado contra el autobús de la banda en San Juan de Lurigancho, Lima.
"Lo digo a viva voz. A estos malditos asesinos les digo que estoy pensando seriamente en la pena de muerte, porque ningún sicario podrá manchar de sangre a familias que quieren a sus hijos, emprendedores, que con justo esfuerzo se labran el futuro", manifestó la mandataria. Con estas palabras, Boluarte reafirmó su postura frente a la violencia que afecta al país, insistiendo en que no tolerará más muertes bajo su administración.
La posición de Boluarte no es nueva. Ya en diciembre, tras la muerte violenta de una niña de doce años, propuso “abrir el debate” sobre la pena capital para violadores de menores, señalando la necesidad de no conceder ningún tipo de beneficio a estos criminales.
Además, el ministro de Educación, Morgan Quero, describió la crisis de seguridad como "terrorismo urbano", haciendo hincapié en la importancia de una lucha compartida contra la violencia, involucrando al Gobierno, al Parlamento y a la ciudadanía por igual.
Estas declaraciones han generado expectativa y preocupación en distintos sectores de la sociedad peruana, abriendo el debate sobre la efectividad y las implicancias de adoptar tales medidas en el marco del combate a la criminalidad en el país.