Publicado 29/11/2024 08:28

Trastornos de la conducta alimentaria: ¿Cuáles son sus riesgos y cómo detectarla?

TCA
TCA - CENTRO SAN JUAN DE DIOS

MADRID 29 Nov. (EUROPA PRESS) -

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son la única afección mental que hace peligrar la vida debido al gran deterioro físico que causa, según asegura la psicóloga clínica de la Unidad de Media Estancia (UME) de TCA del Centro San Juan de Dios, Paloma Nieto, en conmemoración del Día Mundial de los TCA que se celebra el 30 de noviembre.

"Los TCA no son sólo un patrón alimentario anómalo. El control de la comida es la forma como afrontan la vida. La comida se utiliza para sentir cierto control ante el descontrol, ante situaciones y emociones que no dominan. El control sobre la comida proporciona sensación de seguridad y aumenta su autoestima, ya que la valía personal está basada en el aspecto externo", explica la experta.

En los últimos años, la incidencia de los TCA en España no ha hecho más que aumentar, "la pandemia puede considerarse como un punto de inflexión. Además de un incremento en la incidencia, se han observado cambios en la evolución". Así, "encontramos un descenso en la edad de inicio y un desarrollo de la enfermedad más rápido y de mayor gravedad", señala la psicóloga.

Respecto al perfil del paciente, las características de personalidad en estas personas no se han modificado sustancialmente, pero las redes sociales han fomentado la comparación, lo que puede aumentar la insatisfacción corporal. "Aquellas personas con uso medio y alto de las redes sociales tienen mayor probabilidad de desarrollar TCA. En la actualidad están surgiendo nuevas formas de TCA, aún no tipificados como criterios diagnósticos, en personas diagnosticadas de diabetes mellitus tipo I (Diabulima), embarazo (Pregorexia), y en aquellas que restringen la ingesta de alimentos previa al consumo de alcohol, (Drunkorexia)", apunta la experta.

Por otro lado, es importante distinguir entre personas con anorexia nerviosa (AN) y bulimia nerviosa (BN). Las personas con AN suelen ser personas dóciles, perfeccionistas, ambiciosas, sensibles e inseguras.

"Es la 'estudiante modelo', seria, consciente, tenaz y voluntariosa. A pesar de sus logros académicos tiene un bajo concepto de sí misma, teme la independencia, y permanece alerta e hiperactiva. Obsesionada por la necesidad de control, su pensamiento es rígido e inflexible, le cuesta aceptar puntos de vista diferentes al suyo, adoptar pautas de conducta distintas a las preestablecidas. El control le proporciona sensación de autodisciplina y realización personal", explica Nieto.

Mientras que la persona con BN "es más extrovertida y activa socialmente. Más impulsiva, puede conducirse de forma airada y hostil. Con bajo control de sus impulsos, tienen mayor facilidad para presentar conductas adictivas (consumo, farmacodependencia...) y ponerse en situaciones de riesgo (promiscuidad sexual o conductas autodestructivas)", diferencia la psicóloga clínica.

En lo que respecta al abordaje, los TCA deben abordarse de manera integral, la UME de TCA del Centro San Juan de Dios se compone de un equipo interdisciplinar que cuenta con un médico psiquiatra, internista, psicólogo clínico, enfermería, nutricionista, educadora social, integradora social, fisioterapeuta, técnicos en cuidados auxiliares de enfermería. Estos expertos permiten un abordaje holístico e integral de la persona. Así se pueden cubrir las necesidades clínicas, físicas, psíquicas y sociales desde el abordaje farmacológico y psicoterapéutico.

PREVENCIÓN Y SÍNTOMAS DE ALARMA

"En la sociedad que tenemos montada, se atribuye un valor innegable a la delgadez, aunque esta sea enfermiza. Estar delgado es el salvoconducto para tener éxito, el pasaporte a la felicidad", asegura la psicóloga. Asimismo, añade que la prevención de los TCA es entonces una responsabilidad compartida entre familia, educadores, profesionales de la salud y la sociedad en general.

La experta explica que dentro de las estrategias que pueden contribuir a la prevención se encuentran fomentar una buena autoestima e imagen corporal positiva, promover ambientes de apoyo y comprensión y educar sobre alimentación saludable.

Por último, entre los signos de alarma más comunes destacan el adelgazamiento drástico por hábitos alimentarios extraños, obsesión por el aspecto externo, hostilidad y deseo de controlar a los demás, recuento de calorías, dietas, ejercicio excesivo o hiperactividad, pesarse varias veces al día, ánimo deprimido, amenorrea o menstruaciones irregulares, vestir ropa holgada o negación de hambre, entre otros.

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