Publicado 04/03/2025 02:11

Obesidad infantil en España: 1 de cada 4 personas no la considera grave

Archivo - Niño con sobrepeso comiendo patatas fritas.
Archivo - Niño con sobrepeso comiendo patatas fritas. - KWANCHAICHAIUDOM/ISTOCK - Archivo

MADRID 4 Mar. (EUROPA PRESS) -

El 24 por ciento de la población en España, casi 1 de cada 4 personas, no percibe la obesidad como una realidad grave en cuanto a problemas asociados a la infancia, según el estudio 'Actitudes, percepciones y creencias sobre la obesidad infantil en España', que ha impulsado la Gasol Foundation para conocer la opinión de la población española sobre esta patología.

En el marco del Día Mundial de la Salud, que se celebra este martes, la Gasol Foundation ha publicado los datos del estudio en el que han participado unas 900 personas de 18 a 65 años. Así, la Fundación destaca que, "a pesar de la fuerte asociación entre obesidad y acoso escolar que demuestra la evidencia científica, ambas realidades se perciben de forma muy distinta en España".

Concretamente, el acoso escolar se sitúa en la cabeza de la lista de problemas de la infancia de mayor gravedad. El 87 por ciento de las personas encuestadas considera que este tipo de acoso es bastante o muy grave, mientras que la obesidad infantil ocupa la doceava posición, ya que el 76 por ciento le otorga ese mismo grado de gravedad.

En el análisis impulsado por la Gasol Foundation, se observa un patrón en la escala de gravedad de los problemas asociados a la infancia: los relacionados con la violencia se perciben como más graves, seguidos de los relativos a la salud mental y a la pobreza.

En contraposición, los problemas de salud física o hábitos/capacidades son los que se perciben como menos graves. La obesidad infantil, al ser percibida como una cuestión de salud física, no se sitúa entre las problemáticas más graves. Solo cuando se asocia a sus consecuencias sociales y psicológicas, como el acoso escolar o problemas emocionales (ansiedad, depresión o baja autoestima), la percepción de la obesidad se agrava.

Sin embargo, el estudio constata que la mayor parte de la población piensa en las consecuencias físicas de la obesidad infantil antes que en otras de tipo psicológico o emocional. Concretamente, cuando se pregunta sobre las consecuencias más graves de la obesidad, el 40 por ciento de la muestra piensa, en primer lugar, en consecuencias físicas. No obstante, el 14 por ciento piensa en consecuencias psicológicas/emocionales en primer lugar y el 10 por ciento en consecuencias sociales.

LA OBESIDAD, POR MALOS HÁBITOS O POR GENÉTICA

Asimismo, existen dos percepciones opuestas sobre la misma realidad: la que atribuye la obesidad a los malos hábitos (92% de la muestra) y la que la asocia a una causa genética (8%). Por una parte, las personas que creen que la obesidad es consecuencia de un estilo de vida no saludable, perciben la obesidad como una cuestión meramente estética y solucionable.

Por otra parte, las personas que creen que es una cuestión genética, la perciben como una enfermedad seria, que parte de un diagnóstico médico, y que es difícil de solucionar.

Creer que la obesidad infantil es resultado de llevar una vida no saludable es la creencia dominante: más de 9 de cada 10 consultados lo considera así, mientras que solo 1 de cada 10 opina que es una enfermedad genética. Para la Fundación, esta creencia también refuerza la percepción generalizada de que la obesidad no es un problema de salud grave, pues "se entiende como una cuestión del estilo de vida individual, fácilmente moldeable".

LA RESPONSABILIDAD DE LA OBESIDAD INFANTIL

En cuanto a la prevención de la obesidad infantil, el entorno social, formado por la familia y los amigos, es al que se atribuye un papel más determinante: el 48 por ciento de los encuestados cree que son los que más pueden hacer para prevenir la obesidad infantil, muy por encima de otros agentes como: la Atención Primaria y hospitales (14 %), las escuelas (9%), los gobiernos municipales, autonómicos o nacionales (7 %) o las empresas / industria de alimentación, farmacéuticas, tecnológicas, etc. (6%).

Para la Fundación, esta diferencia remarcable entre el entorno próximo de los niños y cualquier otro agente/sector "deja entrever la creencia dominante de que la obesidad es responsabilidad de las familias o del círculo cercano de los niños, y que poco se podría conseguir con cambios en políticas públicas o en los factores estructurales que marcan el estilo de vida en la infancia".

"Esta creencia entra en contradicción con la evidencia científica, que asigna mucho peso a los determinantes sociales y estructurales de la obesidad infantil, como las desigualdades, discriminación, políticas públicas y entornos promotores de la salud", finalizan.

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